Banumil significa tierra en lengua tzotzil. Este pueblo habita en el estado de Chiapas, al sur de México. Es una de las zonas más ricas en agua del país y fue el lugar en el que la compañía Coca-Cola decidió instalarse en 1994 para tomar sus recursos y así abaratar su producción. Tras más de 20 años de “convivencia”, la mayor parte de los chiapanecos ha visto cómo sus pozos se han secado, y cómo la empresa ha vuelto adicta a casi todos sus habitantes, invadiendo tanto el espacio físico, con multitud de puestos de venta de la bebida en todo el estado, como el espacio espiritual, pasando a formar parte de su día a día y de sus ceremonias religiosas. En el otro polo de Abya Yala, en la Patagonia argentina, el matrimonio mapuche Nahuelquir-Curiñanco decidió volver a ocupar las tierras de sus antepasados, que la empresa italiana Benetton compró de forma aparentemente fraudulenta. Tras años de lucha no violenta, consiguieron ganar la pelea y recuperaron una parte de su mapu, o tierra. Sin embargo, fue solo una pequeña batalla, pues aún queda mucho por reconquistar.
Las ovejas salen a pastar a diario en las casi un millón de hectáreas que tienen a su disposición en la Patagonia argentina. El clima es frío y árido, pero ellas se alimentan ajenas a las condiciones meteorológicas. Tampoco saben que su lana servirá para enriquecer a una de las mayores empresas italianas del mundo. Desconocen también, que pastan territorios que no pertenecen a sus dueños. La empresa Benetton adquirió de forma supuestamente fraudulenta las 900.000 hectáreas de terreno en la Patagonia Argentina que los mansos mamíferos transitan hoy en día en busca de alimento. Antes de que el estado argentino usurpara sus tierras ancestrales y luego las regalara a “La Compañía” a través de “La conquista del desierto”, una guerra de finales del siglo XIX llevada a cabo por los militares argentinos contra el pueblo indígena de la zona, el terreno pertenecía a poblaciones originarias, principalmente al pueblo mapuche.
El mismo año en que el ejército zapatista se alzó en armas, la planta embotelladora de Coca-Cola abrió sus puertas en Chiapas. La zona es rica en agua y manantiales, y de ello se aprovechó la compañía para instalar, en 1994, su principal planta embotelladora. Desde entonces ha conseguido ventajosos contratos por el precio del agua, el expresidente Fox fue vicepresidente de la compañía en América Latina, y ha secado los pozos de miles de familias. Para evitar conflictos, echó mano del marketing. La Coca-Cola se vende un 35% más barata en zonas rurales que urbanas y ha irrumpido en la vida de los campesinos de manera radical. En ocasiones, algunos puestos venden la bebida azucarada más barata que el agua, a pesar de que para generar un litro de esta se necesiten tres de agua. Los mexicanos se han convertido en uno de los mayores consumidores de Coca-Cola del mundo, pero eso trae consecuencias nefastas para la sociedad: más del 70% de la población tiene sobrepeso u obesidad y aproximadamente el 16% sufre diabetes. La inclusión es tal, que hoy en día está presente en las ceremonias ancestrales de los pueblos originarios. Como explica el Doctor Gian Carlo Delgado en el documental “La Coca-Colización de México: “Hay estudios sobre la promoción de la Coca-Cola y cómo puede entrar la Coca-Cola rompiendo esquemas culturales”.
En día de muertos no hay altar que no esté coronado por una botella de la bebida, y en rituales y ceremonias se ofrece la bebida, cambiando las antiguas costumbres. Ni siquiera el movimiento anticapitalista de las Abejas de Acteal escapa de sus garras. Durante la celebración de la conmemoración de su masacre, los encargados del evento paseaban por las gradas ofreciendo a los asistentes vasitos llenos del refresco azucarado. Banumil, es la tierra para el pueblo tzotzil. Han luchado durante años porque su territorio, cultura y lengua, sobrevivieran. Sin embargo, sin ellos ser conscientes, Coca-Cola les está ganando la batalla, y es cuestión de tiempo y conciencia, que reviertan ese cambio, o el resultado será nefasto.
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