EL VIAJE
Putchimaajana: la visión indígena en el mundo audiovisual
Alejandra Gayol

 

El pueblo wayuu sufre desde hace siglos la incomprensión como pueblo indígena por parte de las instituciones. Los jóvenes wayuu han visto en el campo audiovisual una oportunidad para contar la realidad de su pueblo y así llamar a la reflexión.

 

Leiqui Uriana (Maracaibo, Venezuela) es una comunicadora líder del territorio y primera cineasta wayuu. Es realizadora audiovisual, documentalista y miembro de la Red de Comunicadores del pueblo wayuu. Ella abrió el camino, fue la pionera de una generación de cineastas que llegan con fuerza para contar su propia historia.

  ¿Cuándo te das cuenta de que existe una necesidad de que la historia y la actualidad del pueblo wayuu llegue a las pantallas? 

   Yo estudiaba enfermería, no sabia nada de audiovisual. Un día fui con unos amigos a ver una película al teatro de Maracaibo, el film se llamaba Tokyo-Paraguaipoa. La impotencia que sentí al verla fue inmensa. En ella se denigra mucho la figura del palabrero wayuu como representante de una familia. También cuestiona en gran medida el papel de la mujer wayuu, nuestra cultura. Para mí fue muy duro, solo tenía veinte años en ese momento, lloré de indignación y de tristeza al pensar en la imagen que se estaban dando de mi tierra, de las mujeres, de mi cultura.

 

 ¿ Cómo pasaste de la indignación a la acción? 

   Pensé: “Tengo que hacer cine”. No podía dejar que solo se conociera esa imagen del pueblo wayuu. Hay mucho más que conocer sobre mi cultura, muchas partes positivas, no somos la imagen que se da en esa película. Y yo entiendo, ahora como cineasta, que cada director o guionista tiene su visión, su creatividad, y que deben ser libres en eso, pero también creo que hay que tener respeto hacia las culturas indígenas, o por lo menos una investigación más profunda. Puede que los alijuna o extranjeros, desde su cosmovisión, no entiendan alguna de las costumbres que son parte de nosotros, y antes de intentar entender o contrastar la información, lo que hacen es contar nuestra historia desde su única perspectiva. Entonces, si quieres hacer una película dónde tu finalidad es causar sensación hablando de cosas negativas, dónde sabes que vas a deshonrar una cultura indígena, perfecto, hazlo, pero invéntate una, crea, no denigres mi cultura por hacer de tu nombre un gran cineasta.

Leiqui nos recibe en su casa. Actualmente vive en Maicao, Colombia, donde trabaja con varios colectivos.
Fotografía de Alejandro González Amador
Y supongo que, bajo esta premisa de contar la realidad desde otra perspectiva a la alijuna, decidiste ir a estudiar a Cuba, ¿verdad?

Así es. Yo me fui a Cuba, a la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños. Quería contar de la mejor manera, con buenas herramientas, la historia de mi pueblo. Estudiar cine para darle voz. Empecé con el activismo, apoyaba a comunidades indígenas en la defensa del agua y en las protestas contra la explotación minera en Venezuela. Empecé así, gracias a los documentales, a conocer mucho más sobre la actualidad de mi pueblo. Yo lo quería contar todo. No solo hablar de cosmovisión, sino de esa realidad que padecen las comunidades. Invitar a la reflexión, que mis películas muevan corazones. Como cineasta, como wayuu, como mujer, quiero hacer que las historias sean conocidas. Como dijo Fernando Birri: “Un corto es una flecha directa al corazón”, y eso es lo que yo quiero que sean mis trabajos para el pueblo wayuu.

 

El siguiente paso sería unir fuerza con varios jóvenes wayuu comprometidos y expertos comunicadores para crear la red de comunicación del pueblo wayuu: Putchimaajana, ¿no?

— ¡Sí! Fue una iniciativa de varios líderes, personas y organizaciones entorno a los medios de comunicación.

«Como cineasta, como wayuu, como mujer, quiero hacer que las historias sean conocidas. Como dijo Fernando Birri: “Un corto es una flecha directa al corazón”, y eso es lo que yo quiero que sean mis trabajos para el pueblo wayuu»
¿Cómo surgió?

— Pues surge por la necesidad de unir esfuerzos en varios temas. Personas que se dedican a la radio, a la educación u otros campos. Consolidar un espacio en el que se permita la visibilización de todas nuestras luchas juntas como pueblo wayuu. Está integrada por organizaciones sociales y personas independientes que tratamos diferentes temas como derechos sociales, educación y cultura.

¿Qué actividades genera la red?

— Nosotros nos basamos en cuatro actividades principales. La escuela de comunicación del pueblo wayuu, para seguir formándonos y captar nuevos futuros talentos. El periódico wayuunaiki o notiwayuu en el tema de la escritura. También la Radio fe y alegría Paraguaipoa, y mi colectivo que trabaja el tema audiovisual. Así dejamos de trabajar de forma aislada y nos constituimos en un grupo sólido.

Seylin acompaña a Leiqui en nuestra visita. Es una de las principales voces de la Radio Fe y Alegría Paraguaipoa, primera radio indígena de Venezuela, donde se puede escuchar en lengua wayuunaiki una variada programación intercultural
Fotografía de Alejandro González Amador
Cuéntanos algo más sobre la escuela.

— Es una escuela únicamente para jóvenes wayuu. No importa si son de Venezuela o de Colombia. La idea es que estos jóvenes luego puedan servir para sus comunidades, que trabajen en ellas. Por ahora hemos formado a 44 jóvenes en cada ciclo, donde aprenden sobre radio, impresos y audiovisual. Para dar una visión más amplia, nuestros alumnos son de distintas zonas del territorio wayuu, ya que este es muy extenso y diverso, donde hay diferentes problemas a los que enfrentarse, distintas realidades. Esto también ayuda a que los jóvenes conozcan más sobre lo que ocurre fuera de sus comunidades.

¿Dónde se encuentra la escuela?

— No tenemos lugar físico, no es una escuela convencional, es una escuela itinerante. Entonces, el wayuu que viene de Venezuela a Colombia, por ejemplo, desconoce en muchos casos la realidad de otras zonas, como puede ser Cabo de Vela. Nosotros visitamos las comunidades para que los jóvenes puedan reconocerse y reconocer la diversidad de su cultura. La diferencia en la lengua, en las relaciones con las personas, la gastronomía, las condiciones de posibilidades de agua o las diferencias climatológicas.

¿Las clases se imparten en lengua wayuu?

— Hablamos ambos idiomas. El wayuunaiki y el español. Desgraciadamente no todos los jóvenes saben la lengua o no la dominan bien. Creemos que la escuela es una buena oportunidad para que aprendan la lengua, ya que la mayoría de los casos ellos no son culpables de no saberla, sino que han sido sus padres los que han decidido no enseñársela. Esta oportunidad les permite valorar mucho más el wayuunaiki, hace que quieran conocer más su cultura. Aprenden que es necesario fortalecer la identidad a través de la lengua. Muchos no hablantes empiezan en la escuela a decir sus primeras palabras, a tener más interés, a ver la necesidad de hablar wayuunaiki para contar la realidad del pueblo, pues las autoridades y los protagonistas con los que trabajamos hablan solo esta lengua. Esto hace que vean la necesidad de apoyarse en sus compañeros, y son conscientes de que sin la lengua no pueden ser independientes en su trabajo. Así se genera una relación de conocimiento entre compañeros, ya que el que no es hablante empieza a querer aprenderlo, y el hablante experimenta la importancia y satisfacción de transmitir su cultura.

¿La escuela ha ayudado realmente a fomentar el interés en los jóvenes wayuu por su lengua y su cultura?

— Sí, incluso ya hay varios jóvenes que están trabajando en este campo. Es verdad que en el tema de la escritura no todos escriben en wayuunaiki, porque hay que reconocer que nosotros estamos totalmente sumergidos en el castellano en cuanto a la escritura, además que hay ocasiones en las que pretendemos que las noticias salgan al extranjero. Si que hay poesía, cuentos y algunas noticias en wayuunaiki, pero todo depende del contexto y de las situaciones. Esta dualidad del idioma se puede apreciar en el día a día. En nuestros cortos documentales, la mayoría de nuestros protagonistas hablan en lengua wayuu, pero en ellos también se aprecia esta dualidad. Hay un corto, “Asuntos indígenas”, que trata sobre una Oficina de Atención al Indígena en la ciudad de Maracaibo, Venezuela. En este corto se ve como los funcionarios, en su intento de solucionar los conflictos que ocurren entre las personas wayuu, entorpecen mas las relaciones entre estos, ya que desplazan la cosmovisión indígena en cuanto a solucionar conflictos familiares. En este video documental, se puede apreciar a una mujer contando una historia entre lengua wuayuunaiki y español, pero en uno de los segundos que habla únicamente en castellano, intenta explicar que su hijo se asustó tanto de recibir un ataque que su alma salió de su cuerpo, esto último lo explica en lengua wuayuunaiki, ya que no puede traducir ese sentimiento del desprendimiento del alma al cuerpo que tiene la cultura wayuu en lengua española. Por eso, la utilización de la lengua, tanto en el día a día como a la hora de contar historias, depende mucho del contexto. Pero sí, los jóvenes de la escuela intentan siempre involucrar sus trabajos lo máximo posible dentro de la cultura wayuu y para el pueblo wayuu.

«Muchos no hablantes empiezan en la escuela a decir sus primeras palabras, a tener más interés, a ver la necesidad de hablar wayuunaiki para contar la realidad del pueblo, pues las autoridades y los protagonistas con los que trabajamos hablan solo esta lengua»

¿Qué diferencia hay entre la visión de los trabajos realizados por los alijuna y los que se pueden encontrar en vuestra red?

— Una de las diferencias principales es nuestra finalidad. Nuestro público final son los propios wayuu, que los cortos se puedan visualizar en nuestras comunidades. Nosotros llevamos nuestras pantallas, nuestras plantas y proyectamos nuestros cortos en los pueblos, porque, ¿quién mejor que el mismo pueblo wayuu puede ver y reflexionar sobre su realidad? Que sean ellos quienes conozcan su verdad, esa es nuestra finalidad. Luego que se fortalezca en festivales en el extranjero, pues está bien, pero primero las comunidades. Otro de los problemas del alijuna es que muchos vienen, graban, hacen sus trabajos y luego se van. Utilizan nuestra cultura y luego nunca devuelven el material. Las personas no se ven nunca en las pantallas, no saben cuál fue el resultado de las entrevistas. Ellos se sienten engañados, piensan: “Les di café, les di comida y no he sabido nunca nada más”. Nosotros nos preocupamos para que esto regrese y sean ellos quienes las puedan ver y reflexionar sobre ellas, para mejorarse, para realizarse. Nuestra misión es reflexionar como nos vemos en las pantallas. Quién cuenta y cómo nuestras historias, y cómo nosotros nos gustaría vernos reflejados. La importancia de cómo se cuente nuestra realidad en una película es realmente importante, porque nos identifica. Mostrar la esencia de un pueblo es complicado, nosotros también, como realizadores, nos planteamos muchas veces si estamos mostrando lo que necesita el pueblo que se muestre. Que cosas se deben o no mostrar a nivel audiovisual, qué dejar en la intimidad del pueblo, hasta qué punto podemos ser permisivos con nuestra cultura, son reflexiones importantes.  Nosotros trabajamos para nosotros, para conocer nuestra historia y para contarla desde nuestra visión como pueblo wayuu.

 

 

Enlaces relacionados:

Notiwayuu, noticiario wayuu: http://notiwayuu.blogspot.com/

Wayuunaiki periódico indígena: http://wayuunaikiperiodicoindigena.blogspot.com/

Escuela de Comunicaciones del Pueblo wayuu: http://escuelacomunicacioneswayuu.blogspot.com/

Canal de Youtube: https://www.youtube.com/channel/UCeDe4_ICQF5_yAbPN435qRg

Radio Fe y Gloria: http://www.radiofeyalegrianoticias.net/sitio/category/red-indigena/

 

 

 

2 Comentarios

  1. Gerardo Zabaleta A.

    Escribí una novela sobre las costumbres de los Wayuu. Me gustaría hablar con ustedes . Yo he publicado cuatro libros . Mi nombre es: Gerardo Zabaleta arias y mi Correo : Loucar 24@hotmail.com

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    • PWakaya

      Buenos días Gerardo;

      Nuestro correo es proyectowakaya@gmail.com, podemos ponernos en contacto por esta vía.

      Un saludo.

      Responder

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