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Intérpretes: el nexo entre lengua y cultura
Alejandro González Amador
La relación entre cultura y lengua es un debate que, a pesar de ser un tema muy manido, no deja de estar vigente en cualquier época. Ambas siempre han ido de la mano y tienen una relación ancestral. Ya reflexionaba sobre ello, por ejemplo, el indio Bhartrihari en el siglo VI d. C. No obstante, existe un eterna lucha sobre si es el idioma el que influye en una cultura y la hace progresar o si es esta última la que define y moldea una de nuestras herramientas de comunicación más importantes. Prueba de esto es que en todos los idiomas del mundo no solo basta con saber expresarse gramatical o idiomáticamente, sino que el contexto es igual de primordial. Por tanto, la importancia de la cultura en el lenguaje es fundamental. El estudio de la misma lo lleva a cabo una disciplina llamada etnolingüística.
En el intento de buscar una definición y una delimitación de conceptos, Manuel Casado Velarde afirma que «es importante distinguir si el punto de partida es el lenguaje o la cultura, es decir, si se trata de la interpretación cultural de una lengua o de la expresión idiomática de una cultura». De ahí que establezca la distinción en el seno de la etnolingüística entre lingüística etnográfica —estudio de los hechos lingüísticos en cuanto determinados por los saberes acerca de las cosas, o lo que es lo mismo, por la cultura— y etnografía lingüística —estudio de la cultura, de los saberes acerca de las cosas, en cuanto manifestada por el lenguaje—.
El hispanista argentino Germán Fernández Gizzetti considera que el precursor o padre de la etnolingüística es W. Von Humboldt, especialmente por la contribución que supone su trabajo póstumo Sobre la diversidad de estructura del lenguaje humano y su influencia en la evolución espiritual de la humanidad. Ahora bien, para muchos otros lengua y cultura podrían definirse como el mismo ente. Según Conrad Phillip Kottak, la cultura tiene unas características que igualmente podrían servir para definir a una lengua: Lo abarca todo, es general y específica a la vez, se aprende (por transmisión), es simbólica, se adapta y mal-adapta, somete a la naturaleza, se comparte, tiene pautas y se usa creativamente.
Todos estas corrientes y conceptos nos llevan a hablar de la hipótesis de Sapir-Whorf. Esta establece una relación entre las categorías gramaticales del lenguaje que una persona habla y la forma en la que esta entiende y conceptualiza el mundo. Edward Sapir llegó a creer que el lenguaje no era un mero reflejo de la cultura, sino que el lenguaje y el pensamiento podían tener una relación de mutua influencia e incluso de determinación. Benjamin Lee Whorf, su discípulo, le dio todavía más precisión a esta idea al examinar los mecanismos gramaticales concretos a través de los que el pensamiento influía en el lenguaje.
Hoy en día, el relativismo lingüístico, en el que se encuadra la teoría de Sapir-Whorf, es criticado por autores como Noam Chomsky (que se opone con su innatismo a esta teoría) o Xavier Zabaltza, y la comunidad se inclina más por una aproximación a ciertos conceptos y a una rama más débil de la hipótesis. Muchas de las críticas se basan en que muchos de los ejemplos que habían utilizado para basar su teoría partían de asunciones erróneas sobre el uso de la lengua por los diferentes pueblos que habían analizado. Otra de ellas, y una prueba del error que se le presupone, es que los traductores son capaces de trasladar significados de un idioma a otro, por lo que la lengua no determina la forma en la que pensamos y sería más exacto defender que esta influye en el pensamiento.
Cuando dos pueblos con diferentes lenguas entran en contacto y sus individuos quieren entablar comunicación es necesario que emerja una figura que sea el puente entre todas las partes: el intérprete —o traductor si hablamos del medio escrito—. Estos nos solo deben ser transmisores de los distintos códigos lingüísticos, sino que en la mayoría de ocasiones deben saber traspasar toda la carga cultural que acompaña al mensaje oral. Pues, como hemos dicho (o más bien, como Kottak dice), lengua y cultura van de la mano. En Latinoamérica esta figura siempre estuvo muy presente en el mal llamado descubrimiento y posterior «conquista», empezando por los frailes franciscanos y siguiendo por los nativos que estos educaron y acabaron por suplirlos en tal tarea. El desconocimiento de que cultura y lengua son inseparables hizo que el proceso de colonización fracasara inicialmente y que solo comenzase realmente al admitir que no se trataba de la simple enseñanza y traducción de la lengua, sino de la mutua transmisión de las culturas —aunque no fuese con resultados beneficiosos para ambas partes—.
Esta breve reflexión no pretende más que dar unas pinceladas para acrecentar el interés sobre estas dos ramas de conocimiento que, de manera consciente o inconsciente, siempre serán transversales a cualquier actividad que desarrollemos. Especialmente para difundir la importancia de la riqueza de la diversidad lingüística y cultural para el planeta y, ayudar así, a promover actitudes y políticas diferentes a las actuales que van hacia la imposición de unos estándares culturales y supremacías lingüísticas que nos abocan a la muerte de lenguas y culturas.
FUERA DE RUTA
Euskera, la lengua de Mari
Joseba Urruty
El euskera, la lengua del pueblo vasco, es una de las más antiguas de Europa, tanto que todavía no posee un origen conocido.
La voz de tres personajes narran la evolución de esta lengua a través de sus propias vivencias.
Desmontando la discriminación lingüística
Juan Carlos: No, en absoluto. La internacionalidad o la capacidad para hacer literatura o ciencia no está en las lenguas sino en las comunidades que las usan. Hay que tener en cuenta, además, que las lenguas no son objetos o instrumentos sino conjuntos de comportamientos comunicativos con los que se pueden hacer múltiples cosas. En ningún modo esos comportamientos limitan o restringen las posibilidades de los seres humanos: al revés, las potencian y las hacen más ricas y flexibles. El inglés no se usa en muchos ámbitos porque es una lengua internacional. Es al revés, el inglés es lengua internacional porque se usa, muchas veces, de modo obligatorio y obligado, en las comunicaciones internacionales. Por tanto, no es una propiedad de la lengua sino de las comunidades que la usan. La gente olvida que el fulaní (en Africa occidental), el swahili (en África oriental), el euskera, el gallego-portugués o el catalán son lenguas también de uso internacional, no solo lo es el español o el inglés.
A.: En tu último libro mencionas que tras la diversidad de las lenguas se esconden los mismos principios básicos, los mismos mecanismos gramaticales, los mismos procesos estructurales, los mismos objetivos comunicativos, expresivos o imperativos. Si es así ¿Qué factores han corrompido la dignidad e igualdad de las lenguas provocando que muchas originarias cada vez se vean más acorraladas y sustituidas por las dominantes?
J.C.: Hay que distinguir dos cosas. A lo que se hace referencia en la primera parte de la pregunta, que es exactamente tal cual se dice en ella y la segunda parte, que no tiene que ver con los mecanismos del comportamiento lingüístico, sino con las experiencias sufridas por muchas comunidades lingüísticas que han caído bajo el dominio de otras que les han impuesto su lengua y su cultura. Lo primero es un aspecto que podríamos denominar interno y que tiene que ver con las características propias de las lenguas naturales como manifestaciones de la facultad humana del lenguaje. El segundo aspecto tiene que ver con la sociología de las lenguas, más concretamente, con la promoción o marginación de las comunidades lingüísticas dentro de unas coordenadas históricas determinadas.
J.C.: Es una distinción social y política y no lingüística. Normalmente, en este ámbito, el concepto de lengua se utiliza para hacer referencia a un tipo de entidad culturalmente desarrollada, que denomino lengua cultivada, y que más que una lengua constituye una especie de modelo o esquema de lengua que sirve para establecer una evaluación de los comportamientos lingüísticos. Aquellos que más se acerquen a ese modelo serán prestigiados y prestigiosos y los que más se aparten de él serán desprestigiados y marginados. Es una aplicación en el ámbito lingüística de las relaciones de poder entre clases sociales o sectores de clases sociales. De esta manera los dialectos andaluces se diferencian más del español estándar que los dialectos castellanos. Como la lengua estándar oficial se fundamenta en éstos últimos se llega a la absurda idea de que los andaluces hablan un dialecto de la lengua que hablan los castellanos. Es falso; ambos hablan dialectos o, si se quiere, una variedad lingüística concreta.
J.C.: La estandarización no es necesaria para conservar una lengua amenazada, de hecho, puede ser perjudicial esta se realiza con el propósito de marginar determinadas variedades. Ahora bien, si existe ya una lengua dominante estandarizada distinta de la nativa en una comunidad, entonces es necesario contraponer ésta a un modelo de lengua estándar nativo para poder actuar con las mismas armas. Aunque para que esto tenga efecto sería deseable o necesario que esa lengua estándar dominante desapareciera como lengua oficial (no estoy diciendo que deje ser utilizada o que se prohíba en la comunidad) y fuera sustituida por la nueva lengua estándar en la comunidad, pero solo para efectos burocráticos o del Estado sin que se pretenda eliminar o marginar los dialectos locales, que son las auténticas lenguas.
A.: El sesquilingüísmo, aunque no es una palabra con la que estemos familiarizados, sí que es un recurso muy común en la comunicación entre dos personas de diferente procedencia, y ha sido el método utilizado en las relaciones comerciales y sociales entre navegantes y mercaderes en épocas pasadas. ¿Consideras que ese «bilingüismo analítico» sería un buen arma para frenar los imperialismos lingüísticos al mismo tiempo que nos ayudaría a comprender muchas más lenguas?
J.C.: Sin duda. Los seres humanos nacemos con la capacidad de poder entender otras formas lingüísticas distintas de las nuestras. El imperialismo lingüístico nos ha convencido de que para poder prosperar es necesario utilizar una única lengua (la del Imperio, sea el inglés o el español). Para convencernos de esto, nos inculca de modo insistente que no podemos comprender otras lenguas intentando así cercenar nuestra capacidad natural de intercomprensión lingüística, no solo entre variedades cercanas entre sí, sino entre lenguas emparentadas genéticamente entre sí.
A.: En un mundo globalizado como el que vivimos, ¿crees que es necesario un idioma universal o hay otras alternativas? Y en este caso, ¿debería mantenerse el inglés como tal, o es posible frenar esta colonización lingüística masiva?
J.C.: La idea del idioma universal es un mito que se proyecta en el pasado: en su origen toda la humanidad tenía una sola lengua; o en el futuro: con el progreso la humanidad está abocada a tener una única lengua. Los imperialismos aprovechan esta segunda vertiente del mito para convencernos de que esa lengua global de la humanidad ya existe: el inglés. Pero lo cierto es que, si miramos lo que habla la gente en el mundo veremos que la inmensa mayoría del mundo no se expresa en inglés. Basta conocer la realidad lingüística del planeta para darse cuenta de esto. Por ello el conocimiento de esa realidad, deformada por la idea de que el inglés es una lengua global, es uno de los instrumentos que podemos utilizar para contrarrestar el lavado de cerebro al que diariamente somos sometidos.
A.: Por mucho que estudiemos una segunda lengua o convivamos con esta durante muchos años, ¿es posible llegar a dominarla al igual que dominamos nuestra lengua nativa? ¿Puede una persona llegar a sustituir completamente la lengua en la que ha expresado siempre sus sentimientos de una forma natural por otra?
J.C.: Como decía Bloomfield, nunca estaremos tan confiados con una lengua diferente a la hora de hablar como lo estamos con aquella que adquirimos en nuestra infancia. No se trata tanto de dominar o no dominar sino de esa confianza, soltura y seguridad que da hablar nuestra lengua nativa o nuestras lenguas nativas, aquella o aquellas en las que hemos crecido y con ayuda de las cuales hemos conformado nuestra personalidad social y cultural.
J.C.: Estoy completamente de acuerdo con el pensamiento que hay detrás de esta pregunta. Puedo apostillar que las lenguas cultivadas son adaptaciones culturales de las lenguas naturales, pero éstas tienen un sustrato biológico del que carecen aquellas y cuando van en contra de ese sustrato, entonces la adaptación a los requisitos de las lenguas cultivadas es imposible o disfuncional. Por ejemplo, las lenguas cultivadas carecen de las dos propiedades biológicas fundamentales de las lenguas naturales: adquisición espontánea en la infancia y variación espontánea adaptativa. La única forma de aprender a usar efectivamente y espontáneamente algunas lenguas cultivadas como las lenguas estándar es naturalizándolas: eliminando o contrarrestando esas dos propiedades mencionadas.
A.: ¿Cuáles son, según tu criterio, las principales causas del homicidio lingüístico que hoy se vive en todo el mundo? ¿Hay conciencia sobre esto?
J.C.: La causa principal es el imperialismo económico, cultural y lingüístico heredero del colonialismo de los siglos pasados. Uno de los postulados esenciales del estudio del imperialismo es que el imperialismo siempre genera una reacción de resistencia. Lo fundamental es que esa reacción adquiera una fuerza cualitativa suficiente.
J.C.: Rotundamente, no. Hay que recordar que prácticamente nunca abandona un pueblo su lengua por deseo propio. Es posible que muchas personas en España deseen abandonar el español y el catalán y hablar exclusivamente en inglés, pero de hecho no lo pueden hacer, ni podrán hacerlo. Solo lo acabarían haciendo si se prohíbe violentamente hablar castellano o catalán, si se obliga por la violencia física o psíquica, a expresarse en inglés. Aunque esto, afortunadamente, tampoco lo garantiza.
Profanación -Muxuk Maya Q’eqchí
Fotografía por
Steve Richards
Para conseguir su objetivo, las mujeres indígenas tuvieron que agruparse y animarse a hablar. En 2009, tres organizaciones (UNAMG, ECAP y MTM) se unieron para formar la “Alianza rompiendo el silencio y la impunidad”, un espacio de acompañamiento a las víctimas en el ámbito penal. Tras años de trabajo recogiendo testimonios, haciendo labores de educación en las comunidades y apoyando a las mujeres indígenas, consiguieron llevar a las cortes el caso de Sepur Zarco.
En 2011 se abre el juicio oral. Quince mujeres acuden a testificar ataviadas con un perraje, una colorida manta de algodón con motivos típicos de la comunidad. Ocultan su rostro por miedo a represalias. Escuchan los testimonios de los dos principales acusados mientras mujeres de su comunidad lo traducen a lengua q’eqchí. Llega la hora de declarar, y a pesar de los problemas lingüísticos, por primera vez las mujeres q’eqchí son escuchadas.
La antropóloga argentina Rita Segato, una de las principales impulsoras de la demanda comenta en una entrevista en Página 12: “Es evidente que la violencia no pasa de los hogares campesino-indígenas a la guerra, como ha sido, en general, la lectura eurocéntrica y en especial de la cooperación española. Y sí, en cambio, de la guerra a los hogares. Al punto que no existe en lengua maya q’eqchí, y en general en las lenguas mayas, ninguna palabra para “violación”. Por eso quedé perpleja cuando mi tesis fue respaldada por el peritaje lingüístico. Cuando las mujeres empezaron a contar lo que les había sucedido no tenían léxico, no tenían en su lengua ningún término para el acto de violación, y la palabra que usaron, lo más próximo que encontraron es la palabra maya para “profanación”.
Y se hizo justicia. En febrero de 2016 el coronel Esteelmer Francisco Reyes Girón y el excomisionado militar Heriberto Valdez Asij fueron declarados culpables y condenados a 120 y 240 años de prisión respectivamente. El caso Sepur Zarco, ha sentado precedentes ya que es la primera vez que en Guatemala se ha juzgado un caso de violencia sexual durante un conflicto armado. A su vez, es la primera vez que la esclavitud sexual se ha llevado a juicio en el mismo país donde fue cometido.
Para que el triunfo perdure la sentencia será traducida a las 24 lenguas mayenses y la lucha de las mujeres de Sepur Zarco se reflejará en libros escolares, documentales y monumentos. Sin embargo aún queda mucho por hacer. Guatemala sigue ostentando la tercera tasa de feminicidio más alta del mundo por detrás de El Salvador y Jamaica. El camino es largo, pero en el futuro conseguiremos que ninguna mujer más sea profanada.
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