EL VIAJE

Paquitos: muñecos indígenas que luchan contra el racismo

Idoia Olaizola

—¿Cuál es el muñeco moreno? ¿Y cuál es el muñeco blanco? —Los niños señalan sin dudar.

—¿Cuál muñeco es bonito?  —La mayoría opta por el blanco.

—¿Cuál es el malo? —Esta vez señalan al negro.

—¿Por qué es el malo?

—Porque es el negro.

Muchos recordarán el vídeo del colectivo 11.11 contra el racismo en México, basado en la Prueba de la Muñeca de Clark. En ella se pide a distintos niños que escojan entre dos muñecos, uno de piel clara y otro de piel morena, cuál les parece más bueno o bonito y cuál no. Los niños suelen otorgar los atributos positivos al muñeco blanco mientras que lo malo o feo se atribuye al muñeco negro.

El problema viene cuando les preguntan: “¿Qué muñeco se parece más a ti?”

Es entonces cuando aquellos de piel más morena se dan cuenta de que son “portadores” de todas las cosas negativas que han atribuido al muñeco de piel oscura. Algunos se resisten y se identifican con el muñeco blanco “porque tenemos las orejas similares”. Sin ser conscientes han aceptado los estereotipos racistas que actúan en su contra.

Es importante que los niños tengan muñecos con los que identificarse y generar empatía y aceptación por lo propio.
Tal y como reza el vídeo, para el experimento no se pudo conseguir un muñeco moreno en las jugueterías de Ciudad de México. Tuvieron que repintar uno y cambiarle los ojos azules a morenos. Esto muestra la falta de elementos de los que disponen los niños indígenas en los que apoyar la creación de su identidad. Los primeros agentes externos de socialización son los juguetes. Con ellos aprendes tus primeras palabras, los colores, ciertas pautas de comportamiento. Ahí reside la importancia de tener muñecos con los que identificarse y generar empatía y aceptación por lo propio.
El mismo problema encontraron los creadores de los muñecos Paquitos, unos robots diseñados por investigadores del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica en Puebla, que enseñan lenguas originarias. “Buscamos algún juguete que se pudiera adaptar, pero los juguetes que hay para esas edades son completamente distintos. El niño no se identifica, no se parece a ellos. Esa fue la primera sorpresa.” comenta Angélica Muñoz Meléndez, una de las creadoras de los Paquitos.
Los muñecos surgen a partir de una colaboración con CIESAS. El grupo trabaja en materiales educativos para niños indígenas en lenguas originarias, como una lotería en diversas lenguas o un gusanito que genera imágenes a partir de textos en lengua hñahñú.
Para los Paquitos tuvieron que empezar desde cero. Los muñecos, pensados para niños de entre dos y cuatro años, tienen rasgos indígenas y portan la ropa tradicional de los pueblos purépecha, wixarika, náhuatl y totonaca, creada por artesanas de Puebla. Hay cuatro monolingües y un quinto que cambia su lengua conforme cambias su ropa tradicional. La idea de los diseñadores es ofrecer un juguete que se vista como se visten los niños en su pueblo y así motivarlos a usar su lengua.

Paquita totonaca.

Vídeo gentileza: Angélica Muñoz

Por ahora son sólo un prototipo. La intención es sacarlos al mercado no como un juguete para un niño particular, sino para una comunidad, para la escuela o la biblioteca del pueblo. No se ha extendido a más lenguas porque es complicado conseguir hablantes para los audios. “Al entrar a una comunidad encuentras una cerrazón inicial, pero cuando uno se acerca y platica más, se percata que son hablantes de la lengua, o hablantes pasivos” explica Aurelio López López, otro de los creadores de los Paquitos. “Es una de las situaciones que estamos intentando revertir. Que los niños vean reflejados en los muñecos su cultura y no sientan vergüenza”. A su vez, los creadores creen en la necesidad de orientar la iniciativa a las lenguas que tienen mayor peligro de extinción, a aquellas que tienen menos hablantes y necesitan una más rápida revitalización.

Paquita purépecha.

Vídeo gentileza: Angélica Muñoz

Los muñecos se probaron en tres escuelas preescolares y sus creadores pudieron ver a los niños interactuar con ellos. “Los niños estaban muy entusiasmados” comenta Aurelio López. “La primera impresión fue que no esperaban un muñeco de tela. Tenían la impresión de que eso no era un robot, les tuvimos que explicar”:

—¡Pero los robots brillan! ¡Son de metal!” —decían los niños.

“Inmediatamente se identifican con ellos, muchos niños preguntan por qué no caminan” sostiene Angélica:

—Debería poder pararse, es un niño.

“Al final les gustó mucho a los niños, lo terminaron abrazando” continúa Angélica. “El día de la despedida de la robot totonaca vestida con su ropa, los niños vinieron con su traje típico también. Nos tomamos fotos, fue muy bonito.”
Presentación a cargo de Aurelio López y Angélica Muñoz de los muñecos Paquitos. Vídeo gentileza: Angélica Muñoz

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