EL VIAJE
El náhuat florece en Santo Domingo de Guzmán
Natália Becatttini

 

El náhuat fue por décadas olvidado por las autoridades tras una gran masacre contra campesinos e indígenas en 1932. Hoy, gran parte de los hablantes nativos son ancianos, pero volvieron a encontrar el orgullo de la lengua materna y las ganas de mantenerla viva.

Cuando el diseñador gráfico Alberto Cruz empezó a interesarse por el náhuat, pensaba estar aprendiendo una lengua muerta: «Yo no sabía que todavía existían hablantes nativos en El Salvador hasta que encontré videos en internet del pueblo de Santo Domingo de Guzmán». Junto con amigos del colectivo Tzunhejekat, dedicado a la preservación y al enaltecimiento del idioma, realizó excursiones hasta el pequeño municipio en el departamento de Sonsonate con el fin de conocer personas que crecieron escuchando la lengua de sus antepasados. Pero al llegar, encontró una resistencia de los hablantes que aún se expresaban en su lengua materna.

Las ancianas se reúnen en Santo Domingo para hablar y cantar en náhuat

Fotografía de Ignacio Espinoza

«Todos teníamos mucha pena de hablar el náhuat. Antes la gente se burlaba de nosotros, hacían chistes, decían ‘mira cómo los indios hablan! y se reían'», recuerda Gregoria Ramírez, una de las abuelas de Santo Domingo de Guzmán que todavía conserva vivo el conocimiento del idioma. «Mi madre no quería que yo hablara el náhuat, porque nos despreciaban mucho», agrega.

La vergüenza tiene raíces históricas. En 1932, campesinos e indígenas del oeste del país salieron a protestar contra una serie de reformas presidenciales que los expulsaban de sus tierras en beneficio de los latifundistas. La respuesta del gobierno de Maximiliano Hernández Martínez fue violenta. El ejército tenía órdenes para ejecutar a cualquiera que se opusiera al régimen. Se estima que 25 000 personas murieron como consecuencia de la represión militar. Gran parte de ellos, indígenas hablantes del náhuat. El episodio fue el gran responsable del declive del idioma, ya que muchos de los sobrevivientes abandonaron sus costumbres y se vieron obligados a callarse por miedo a perder la vida.

«Mi madre no quería que yo hablara el náhuat, porque nos despreciaban mucho»

Fue en 2012, y gracias a una contribución financiera, ofrecida por el gobierno de El Salvador a los hablantes del náhuat, que el rechazo al idioma comenzó a disminuir. «El objetivo era que los nativos de la lengua fueran incentivados a hablarla y a enseñarla», explica Alberto, que, junto al colectivo, trabajó en la viabilidad del fondo junto al gobierno. «Este fue un gran incentivo porque el dinero ayudó bastante. También sentimos que la lengua pasó a ser valorada y que las personas de afuera se interesaban por ella», añade Basilia García, otra guardiana del idioma en Santo Domingo.

El bono hizo que los residentes de Santo Domingo se animasen a reunirse en la Casa de Cultura local y desarrollar un coro con canciones propias en náhuat. A los 55 años, Anastasia López es una de las hablantes nativas más jóvenes del municipio y la menor en el coro. Ya compuso 23 canciones en el idioma y que se enseñan a las otras ancianas que se reúnen todos los martes para ensayar los temas. «Estoy muy orgullosa de ser nahuhablante y me encanta poder contribuir con las canciones», dice.

Para Basilia, el reciente interés del gobierno por la lengua fue fundamental para el resurgimiento del orgullo de ser nahuhablante.

Fotografía de Joseba Urruty

«Hoy hasta los niños se interesan en aprender, tengo una nieta de tres años que ya sabe algunas cosas, pero el problema es que cuando se van a la escuela, no dan seguimiento al náhuat y por eso se olvidan o no pueden pronunciar bien las palabras», explica Gregoria.

A pesar de las dificultades, la esperanza de las mujeres en el coro no se desvanece. Cada semana se reúnen para entonar canciones en la lengua donde una llama la atención por un coro que se estampa como un chicle en la memoria de los oyentes, «Todos los hombres hablan el náhuat / Todas las mujeres hablan el náhuat / Todos los niños hablan el náhuat». «Porque antes, el náhuat estaba muriendo, ahora florece otra vez», dice Gregoria.

2 Comentarios

  1. Adriana

    Orgullo que se tiene que fomentar. Nuestras raices son fuertes e importantes.

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    • Isabel guerra

      Es importante que el idioma nahuat sea introducido en la primera, ya que seria una forma de que el infante sea sensibilizado y en el futuro sea un portador de este bello lenguaje

      Responder

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